Una de las decisiones más importantes que tomamos en la vida es la compra de una vivienda, ya sea como inversión o para vivir en ella. Al ser una inversión elevada es importante tener muy clara la decisión y para ello es importante saber que el activo que estamos comprando es realmente lo que parece.

El proceso de compra es un proceso muy estresante en el que hay que lidiar con multitud de actores: los bancos, la inmobiliaria, el notario…etc. Durante todo el proceso es muy posible que nos entren dudas y miedos ya que es una decisión que, de no salir bien, podría tener importantes consecuencias.

A la hora de elegir la vivienda tenemos en cuenta aspectos como cercanía a casa de nuestros padres, cercanía al centro de trabajo, barrio en el que nacimos, zona que está de moda, buena iluminación o la existencia de zonas comunes como piscina o jardín. Ninguno de los puntos anteriores implica un análisis exhaustivo de la vivienda, ni tiene en cuenta aspectos técnicos de la misma.

Hacer una auditoría inmobiliaria es la mejor forma de estar seguros y tranquilos con una decisión tan importante y relevante

Haciendo una comparativa con el mundo del automóvil, a prácticamente nadie se le ocurre comprarse un coche de segunda mano sin previamente mandarlo a un taller para que le hagan una revisión a fondo. Esta revisión aporta tranquilidad y seguridad para prevenir la existencia de algún fallo que pueda terminar en accidente e incluso puede ser útil para negociar el precio sabiendo que hay ciertos materiales o defectos que no se ven en primera instancia.

Una auditoría inmobiliaria es precisamente esa revisión del coche, desde un punto de vista que cubre 360º del inmueble, es decir cubre todo aquello que puede tener una repercusión en nuestra vida dentro y fuera de la casa que podría no ser apreciable a primera vista. Dicha revisión debería revisar cinco puntos fundamentales:

  • Un estudio económico que nos facilite una estimación de inversión en materiales, reformas o posibles derramas que vaya a haber con la idea de tener claro cuál será el precio real del inmueble o qué costes añadidos puedo tener en el corto medio plazo.
  • Una revisión técnica, en la que se analicen los materiales, cerramientos, sistema eléctrico, sistema de bajantes, suelos y un largo listado que podría llegar a cubrir más de 100 puntos, con la finalidad de saber cual es el estado real del inmueble y qué puntos pueden ser peligrosos en el futuro.
  • Una revisión de la documentación legal, tanto del inmueble como de la comunidad de vecinos en caso de existir, de tal forma que estemos totalmente cubiertos frente a posibles fraudes.
  • Una revisión de la zona para entender perfectamente como es la vida en ese barrio, si hay riesgos que no habíamos visto como por ejemplo okupas o discotecas cercanas que nos vayan a hacer de las noches un martirio, etc.
  • Por último, algo que casi todos hemos padecido, que son los vecinos. Saber si hay apartamentos turísticos en el edificio, si hay pisos de estudiantes o algo tan sencillo como saber que nuestro vecino es profesor de música pueden hacer que decidamos buscar otro inmueble por nuestra salud mental.