La vivienda es uno de los mayores gastos a los que nos enfrentamos a lo largo de la vida. Tanto si arrendamos una casa, como si la compramos, tendremos que hacer frente al pago de mensualidades, ya sean las cuotas de la renta o de la hipoteca. Pero, ¿ qué pasa si en un momento determinado no podemos asumir su coste? Para evitar riesgos de impago, es bastante habitual que se soliciten avales como garantía de pago.

Aval alquiler: ¿siempre necesito esta garantía adicional?

Antes de alquilar una vivienda es importante tener en cuenta que, como arrendatario, tendremos que cumplir algunos requisitos básicos. Uno de los más importantes para el arrendador, será que podamos demostrar cierta solvencia económica que minimice el riesgo de impago. De hecho, de forma generalizada se realiza un estudio económico del candidato, para lo que se suelen solicitar diversos documentos, como un contrato laboral y las tres últimas nóminas.

En cualquier caso, es posible que con el paso del tiempo esta situación cambie. En algún momento pueden surgir problemas de liquidez que impidan al inquilino pagar la renta. Por esta razón, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) recoge la posibilidad de incluir otras garantías adicionales en el contrato del alquiler para reducir el riesgo de endeudamiento. Es decir, aunque no sea obligatorio, el casero puede solicitar un avalista para tener la seguridad de que cobrará la renta en caso de impago.

Aval personal

La figura del avalista se compromete a responder por el inquilino si surge un problema y este no puede hacer frente al pago del alquiler. Si se da este incumplimiento por parte del arrendatario, el aval para alquiler deberá dar respuesta a esta situación y subsanar el impago. Llegados a este punto, es importante destacar que se puede limitar el alcance del aval, aunque en este caso habrá que especificarlo de forma clara en el contrato.

El alcance de las obligaciones del aval personal se podrá limitar, pero para que sea efectivo deberá quedar reflejado en el contrato de arrendamiento

En cuanto a las limitaciones, se podrá establecer una cantidad máxima de dinero a asumir por el avalista o un plazo de tiempo concreto. También se podrá limitar si se responsabiliza del impago de la renta o de otras cuestiones como hacer frente a los desperfectos en la vivienda. Pero si este acuerdo no se refleja por escrito, el avalista se responsabilizará del 100% de la deuda.

¿Estás pensando en avalar a un familiar o amigo? Te contamos qué deberías saber antes de convertirte en un avalista de un piso de alquiler.

Requisitos que debe cumplir el aval personal

No todo el mundo puede asumir esta función, antes de dar el paso es importante revisar si se cumple con los requisitos mínimos para poder hacerlo. Entre otras cuestiones, podemos destacar las siguientes condiciones:

  • Deberá ser mayor de edad.
  • Disponer de una solvencia económica superior a las obligaciones contraídas por el inquilino.
  • Tendrá que contar con unos ingresos estables.

Cumpliendo estos parámetros resultará mucho más fácil que se cierre el contrato del alquiler, con la garantía adicional que supone contar con un aval. Cuando la deuda es considerable, por ejemplo, en el caso de la compra de una vivienda, se puede tener en cuenta que el avalista disponga de bienes inmuebles libres de cargas con los que hacer frente a los impagos. Sin embargo, en el caso del alquiler no será necesario, ya que la cantidad de dinero a abonar será inferior.

Riesgos y consecuencias de avalar

A pesar de todo, es recomendable estudiar a fondo las consecuencias de convertirse en avalista. Al fin y al cabo, se trata de asumir las deudas que el inquilino pueda contraer a lo largo del tiempo que dure la relación contractual. Informarse de forma concienzuda sobre las obligaciones adquiridas, así como establecer límites y recoger el acuerdo por escrito puede ser de gran utilidad en caso de que surjan complicaciones.

Es recomendable analizar los riesgos y consecuencias de convertirse en avalista antes de dar el paso

Si llegado el momento del impago, la deuda recae sobre ti como avalista, debes saber que, si no puedes hacerle frente, entrarás en la lista de morosos. Lo que dificulta, en gran medida, aplazar el pago de determinadas compras o conseguir un crédito. Además, la figura del aval es hereditaria, por lo que, en caso de fallecimiento del avalista, esta obligación será asumida por sus herederos.

Aval solidario alquiler: ¿en qué consiste?

El aval personal puede adquirir esta obligación de forma solidaria o subsidiaria. La responsabilidad solidaria supone que un acreedor pueda exigir el pago de una deuda con pluralidad de deudores a uno de ellos de forma íntegra. En cuanto a la responsabilidad subsidiaria, está ostentada por aquella persona que no siendo titular de la deuda deberá hacerse cargo de la misma.

¿Qué es un aval bancario para alquiler?

Del mismo modo que una persona física puede avalar a un inquilino, podrá hacerlo una entidad financiera. En este caso, se firma un contrato mediante el que un banco garantiza al propietario de la vivienda que la persona a la que alquila su casa (su cliente) pagará la renta. Este documento supone una garantía frente a los impagos, ya que los bancos estudiarán la viabilidad de la operación y la solvencia económica de los posibles inquilinos.

La entidad financiera llevará a cabo un estudio minucioso de solvencia del inquilino antes de conceder el aval bancario

Obtener un aval bancario no siempre resulta una tarea sencilla, a veces el candidato tiene un contrato de trabajo demasiado reciente o no es indefinido. También es posible que los ingresos sean irregulares o que surjan otras cuestiones económicas que dificulten su aprobación. Además, habrá que tener en cuenta que las entidades financieras cobran por este servicio a sus clientes.

Aval bancario alquiler: ¿ cómo funciona ?

Cumple la función de ser garante del pago del alquiler, ya que si el inquilino deja de pagar la renta, será el propio banco quien se haga cargo de la deuda. En estos casos, el riesgo de impago se minimiza y el casero puede tener la seguridad de que siempre cobrará el dinero pactado. Esta es la razón por la que, cada vez más, se solicita la presencia de un aval bancario para firmar un contrato de arrendamiento.

En resumen, la figura del aval personal y el aval bancario cumplen la misma función. La principal diferencia entre ambas modalidades reside en la persona que ostenta la obligación del pago de la deuda, en caso de impago por parte del inquilino. En el aval personal, será una persona física, generalmente un familiar o un amigo. Mientras que, en el caso del aval bancario, la responsabilidad recae sobre la entidad financiera.

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